No sólo de

No sólo de amor vive el hombre,

también del desamor

y del dolor del querer 

sin acuse de recibo,

y de ser hombre

o nombre

antes ya de nacer.

No sólo de oxígeno vive el hombre, 

ni de la brisa

que arremete con prisas

tu reloj vital;

un puesto de sal

en el que vender dulces

que amargan

pero que tragas grato

a ratos,

a vidas.

No sólo de alimento vive el hombre,

también del veneno

que mecen las palabras

que empañan tu ser.

No sólo de poesía vive el hombre,

aunque subsistiría media vida,

si me apuras, tres cuartos,

a base de chutes de tinta

y gotas de ambrosía.

No sólo de caminar vive el hombre,

pues hay senderos tan cortos

que ni pies precisas,

y carreteras tan largas

que desplegando las alas

a un minuto eterno

llegas a la meta.

No sólo de estrellas vive el hombre,

pues hay luces tan brillantes,

fulgores palpitantes,

deseos a un palmo de vista

que si te despistas

ciegan tus ojos

y tus miedos.

No sólo de credos vive el hombre;

tú religión es pasar

como alma errante,

como sueño,

como vida,

como la vida es sueño.

Imatge de la xarxa

Poema sorgit arran d’un versos de Joan Quisapquè, a qui dec doncs, la inspiració: 

“No sólo de oxígeno vive el hombre

ser soñado también necesita

y haber dormido con la muerte.”